INICIA SESIÓN CON TU CUENTA

¿HAS PERDIDO TU CONTRASEÑA?

¿HAS PERDIDO TUS DETALLES?

¡UN MOMENTO, YA ME ACUERDO!

Conferencias de liderazgo

Conferencias Liderazgo

T +52 (55) 11070533
E-mail: info@capitalemocional.es

Conferencias Liderazgo
Plaza Polanco, Miguel Hidalgo, Polanco, Ciudad de México

Open in Google Maps
  • LOGIN
  • Home
  • Sobre mí
  • Conferencias
    • Capital emocional
    • De la felicidad al éxito
    • Líderes y Protagonistas del Cambio
    • La magia del liderazgo
    • Cuando la Venta es también una actitud
    • Superar la adversidad
    • El lado humano del cambio: Liderando el Compromiso
    • Equipos Ganadores
  • Capital emocional
    • Taller líderes que inspiran el cambio
  • Clientes
  • Videos
  • Publicaciones
  • Blog
  • Inicio
  • corazón
  • Archivo de categoría"corazón"
enero 21, 2021

Category: corazón

Decálogo para un auténtico protagonista

  • 1
Jesus Gallego
sábado, 25 febrero 2017 / Publicado en cambio, capital emocional, corazón, elegir, iniciativa, liderar tu vida, protagonistas, responsabilidad

La entrada fue impactante. Tanto que la visión de su nueva morada les paralizó. Se detienen. La cámara da la vuelta y muestra a sus nuevos vecinos, decenas de hombres con ropa de rayas, mirándoles, mitad atentos, mitad perdidos. El padre observa a su hijo y en el segundo que entiende cómo le puede golpear la tragedia, transforma todo aquello en un teatro, comienza el juego.

– “Es fantástico Josué, ya te lo había dicho, qué lugar, ¿eh? Corre, corre, que nos quitan el sitio. ¡Tenemos una reserva!, ¡dos literas! Permiso… , permiso… Aquí es, aquí está, ¿lo ves? Dormiremos bien aquí juntos, ¿eh?

-Papá, esto es feísimo y huele mal, quiero ir con mamá

-Sí, ya iremos, sí.

-Tengo hambre

-Ya comeremos

-Estos hombres son malos, gritan mucho.

-Claro, gritan porque el premio es grande. Un tanque lo quiere todo el mundo. Tienen que ser duros, ¿eh?

-¿Puedo ir a ver a mamá?

-Cuando acabe el juego

-¿Y cuándo se acabará?

-Ah….., debemos ganar…1.000 puntos. Quien gane 1.000 puntos gana el carro blindado nuevo. (…)

guidoEl resto, seguramente lo recuerdas. Entra un oficial alemán y pregunta por alguien que sepa hablar su idioma y explicar las reglas del campo de concentración. Guido, sin saber una palabra del idioma de sus captores, se ofrece y “traduce” para su hijo las palabras amenazantes del soldado nazi, convirtiéndolo en las reglas del pequeño para ganar el ansiado  tanque. Todos, atónitos, escuchan: “Empieza el juego, quien no haya llegado, ya no juega”.

“La vida es bella” siempre me ha parecido una película fascinante y, esta escena en particular, creo que es una síntesis de la misma: dura y tierna, cómica y dramática, romántica y conmovedora. La propuesta de Roberto Benigni recuerda las palabras de Florence Scovel cuando decía que “la mayoría de la gente considera la vida como una batalla, pero la vida no es una batalla sino un juego”

Y si fuera así, ¿cómo va nuestro juego?, ¿vamos ganando?

Creo que todos hemos nacido para ganar este juego, pero no lo jugamos contra nadie, ganar no significa llegar el primero, sino correr lo más que podamos. Significa subir cada día al escenario de la vida y ser los protagonistas de nuestro papel, del guión que nosotros decidamos escribir. Ganar, significa jugar nuestra mejor partida con las cartas que nos han tocado, independientemente de qué cartas tengan los demás.

El juego ha comenzado y, queramos o no, estamos en el escenario, el escenario de nuestra vida. La pregunta no es si quieres subirte e interpretar un papel, sino cómo lo vas a interpretar, porque las cámaras ya están en marcha.

Así que, ya en el escenario, habiendo empezado el juego, unas reflexiones antes de entrar de nuevo en acción.

1. Se tú quien elija el guión. 

Decía Oscar Wilde “se tú mismo, el resto de los papeles ya han sido tomados”. No permitas que nadie escriba el guión de tu vida, se tú quien tome las decisiones más importantes, decide quién quieres ser y cómo actuar.

2.  No esperes a que otro entre en juego: ¡sólo juega tu mano!

Esperar que sucedan las cosas no evitará nuestra responsabilidad de jugar nuestro mejor papel. No jugar, no apostar, es perder la partida.

3. Eres el jugador, no las cartas.

Las circunstancias que nos acompañan, por duras o difíciles que sean son eso, circunstancias, nosotros somos quienes decidimos en este juego de la vida. Podemos vivir con la sensación de que somos las cartas que nos tocaron, o entender que somos nosotros quien tiene la responsabilidad de jugarlas.

4. Si no puedes cambiar tus cartas, juega tu mejor partida.

Las cartas que nos ha repartido la vida no las podemos elegir, pero sí podemos elegir cómo jugamos nuestra partida.

5. Independientemente de las cartas, todos los días puedes ganar. 

Sólo tú puedes transformar una mala jugada o un error en victoria, basta solo con aprender algo de ello. Los errores sólo son fracasos si no se aprende.

6. Fracasar no es perder una mano, es retirarse del juego.

Errar o tropezar no es la causa del fracaso, la causa es no levantarse y seguir luchando.

7. Para ganar, juega a ganar en vez de jugar a no perder. 

Ten claro cuál quieres que sea tu jugada, el objetivo, lo que quieres conseguir, y pon el corazón. No malgastes el tiempo y la energía pensando sólo lo que no quieres o de cuántas maneras te podrá ir mal.

8. Si no sabes jugar con malas cartas, tampoco sabrás ganar el juego cuando las tengas buenas. 

Ser tu mejor versión dependerá de tus decisiones no de las cartas que te toquen. Y cuando las circunstancias mejoren, te darás cuenta de que te convertiste en mejor jugador.

9. Al final de la partida, el resultado es tuyo.

No importa qué cartas recibas, o qué jugadores se hayan sentado a tu lado, tú habrás dirigido tus jugadas y el resultado es tuyo. No eludas el resultado ni la responsabilidad de no haberlas jugado bien.

10. Serás feliz no cuando ganes la partida sino cuando aprendas a jugar, lo des todo y apuestes fuerte.

Como diría Maslow “Si planeas deliberadamente ser menos de lo que eres capaz de ser, corres el riesgo de ser infeliz durante el resto de tu vida”. Juega y apuesta de verdad, es tu vida.

Pienso que lo importante es que cuando haya terminado la partida de cada día, puedas descasar a gusto porque dejaste todo en el juego, jugaste tu mejor papel y fuiste quien querías ser.

Al igual que toda jugada tiene en resultado, toda acción tiene un impacto. Y no estamos solos, más pronto o más tarde, nuestras acciones tienen un impacto en los demás.

A Guido le tocaron unas pésimas cartas, pero las supo jugar muy bien, diría que las jugó de una forma brillante. Ganar la partida significó para su hijo conseguir el carro de combate, pero fue algo más, mucho más: le ayudó y nos enseño a los demás a vivir la vida de una manera mucho mas bella. ¡Gracias, Guido!, ¡Gracias Benigni!

Me gusta:

Me gusta Cargando…

Relacionado

Source link

Si no existiera, deberíamos de inventarlo: la Navidad

  • 0
Jesus Gallego
miércoles, 14 diciembre 2016 / Publicado en amor, árbol de navidad, capital emocional, corazón, dios del trueno, generosidad, liderazgo, navidad, Odin, san bonifacio, sentido y para que, soñar, storytelling, Uncategorized

cristma-jgce-2016-001

“La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso”. Norman Vicent Peale

Cuenta la tradición que San Bonifacio, evangelizador de Alemania en el siglo VIII, a su regreso de Roma y en la víspera de Navidad, encontró a sus fieles  cayendo en la idolatría y dispuestos a sacrificar a un niño bajo el sagrado roble de Odín. Encendido por una ira santa, tomó un hacha para cortar el roble sagrado y demostrar que no sería víctima del dios del trueno.

“¡Escuchen hijos del bosque! – gritó San Bonifacio – La sangre no fluirá esta noche, salvo la que la piedad ha dibujado del pecho de una madre. Porque esta es la noche en que nació Cristo, el hijo del Altísimo, el Salvador de la humanidad. Así es que ahora, en esta noche, ustedes empezarán a vivir. Este árbol sangriento ya nunca más oscurecerá su tierra. En el nombre de Dios, voy a destruirlo”.

Al momento, y sin que aún pudiera hundir su hacha en el tronco, una tremenda ráfaga de aire derribó el enorme árbol y, partiéndolo en pedazos, desató el temor y admiración del pueblo.

El santo – continua narrándonos la leyenda – observó un pequeño pino que milagrosamente había permanecido intacto, y quiso observar en él, la caricia y amor de Dios,  así que lo adornó con manzanas y velas, símbolo, las primeras, de las tentaciones a las que somos sometidos y, representación, las segundas, de la luz de Dios. Así, nació nuestro  árbol de Navidad.

Hoy ya todos vemos en nuestras calles ese árbol de Navidad. Quizá con una mirada distinta, más festiva y consumista, pero sigue estando ahí para preceder al Niño Dios, a la generosidad, la entrega y el sacrificio amoroso en favor de los demás. Ese es el tiempo de Navidad.

“La Navidad – nos dirá Washington Irving – es la temporada para encender el fuego de la hospitalidad en el salón, y la genial llama de la caridad en el corazón”.

Los que creemos y tenemos fe, vemos en ese Niño Dios la causa de nuestra caridad y amor. Para quienes no crean, un tiempo como éste, puede ser un fantástico ofrecimiento, una invitación, para pensar más en los demás, para hacer nuestras sus preocupaciones,  para dar brillo a sus ilusiones y para transformar, en definitiva, esa hermosa causa, en acciones reales y generosas.

La Navidad, a todos, nos ofrece una historia de Amor y en las empresas hemos de seguir compartiendo ese mismo mensaje. Si hemos entendido la necesidad de explicar lo importante de nuestro valor agregado a través de la narración y el storytelling; si el liderazgo es servicio y saber transmitir nuestros valores; si estamos convencidos de que liderar con afecto y amor, es más humano y efectivo;  ¿cómo vamos a dejar pasar este momento para poner el corazón de nuestras empresas en cada uno de los nuestros y también en nuestros colaboradores?

Por eso, si la Navidad no existiera, al menos en el plano humano, tendríamos que inventarla. Más allá del regalo, la alegría de la fiesta y el regocijo del encuentro, la causa es mucho más alta: se trata de ponernos al servicio de los demás;  abrir nuestro corazón y renacer en nuestras relaciones; ser capaz de entregarnos y entregar lo mejor de nosotros a quienes queremos y nos necesitan. Lo mejor de la Navidad de antaño, es que Dios llegó a visitarnos. Lo mejor de nuestra Navidad hoy, es que podemos dar posada a esa santa visita y, del mismo modo, abrir a los demás nuestro corazón.

Mis mejores deseos en esta Navidad, para tí y toda tu familia; mi promesa para re-nacer a quien quiero ser y mi compromiso por poder ofrecerte mi mejor versión en estos días, y tomar carrerilla para también hacerlo en los venideros. Mantengamos el brillo del árbol y la Navidad. Como diría Grace Noll Crowell, “aunque se pierdan otras cosas a lo largo de los años, mantengamos la Navidad como algo brillante”. ¡Feliz Navidad!, ¡felices fiestas!, ¡feliz brillar en tu generosidad!

Me gusta:

Me gusta Cargando…

Relacionado

Source link


info@capitalemocional.es

(55) 1107 0533

Plaza Polanco, Miguel Hidalgo, Polanco, Ciudad de México



Capital emocional
De la felicidad al éxito
Líderes y protagonistas del cambio
La magia del liderazgo
Cuando la venta es también una actitud
Superar la adversidad
El lado humano del cambio: liderando el compromiso
Equipos ganadores






    [recaptcha]

    ©Copyright 2017 Jesús Gallego | #MotivandoElCambio | Hecho con ❤ por QubitWorks

    SUBIR